Historias

Sunlit Days

Historias Mediterráneas
de esos días bañados por el sol.

Capítulo 0

Los Equilibristas
Marinos

Capítulo I

El Último
Farero

Capítulo II

El Modelador
de Almas

Capítulo III

Amantes,
Rock y Vino

Epílogo

Sunlit
Days

Capítulo 0 Los Equilibristas Marinos

Un mar bañado por el Sol: el Mediterráneo. Una riqueza de vida inédita en los arrecifes en riesgo de desaparecer. Esta es la historia de Equilibrio Marino, un grupo de personas comprometido con un propósito: preservar y recuperar el ecosistema de nuestro mar.

Y es la historia de una alianza con Cosentino, en pos de un objetivo común: devolver al mar la vida que nos da.

El Mediterráneo, el Mare Nostrum, nuestro mar. Más que un mapa, un clima, una civilización o una pintura.

El Mediterráneo es un estilo de vida único que entraña vivirla de una forma especial e intensa. Un modo particular de ver, de pensar y de actuar que ha influenciado a todo el planeta.

La conexión con el mar, el sol y la naturaleza forja un carácter amable, risueño, generoso y apegado a la tierra. Hace que seamos gente de “vida lenta”, concienciada sobre la importancia de la naturaleza. Vivimos el aquí y el ahora. Saboreamos cada día y cada momento.

Es un crisol de culturas, forjado durante siglos, con una diversidad histórica y cultural que ha creado este carácter tan nuestro. Este Mare Nostrum es su reflejo. Una oda a la biodiversidad, un baile de especies que conviven en un equilibrio constante y delicado.

El Mediterráneo es una oda a la diversidad,
al equilibrio de la vida.

En el Mediterráneo habitan más de 12.000 especies de plantas y animales autóctonos, y muchas de ellas están en peligro de extinción o en vías de estarlo. El culpable tiene un nombre: plástico.

Nuestro mar alcanza niveles récord de contaminación por microplásticos. La concentración de estos alcanza los 1,25 millones de fragmentos por km2 y afecta ya a más de 130 especies.

Esta vida que tanto amamos no puede existir sin el mar que la alimenta. Es el momento de tomar consciencia y actuar. Es el momento de devolver al mar la vida que nos da.

Capítulo I El Último Farero

Por la noche, una pequeña luz en el horizonte destella con cadencia hipnótica intentando competir con la bestialidad luminosa de un día de Sol en el Mediterráneo. Es el faro de Mesa Roldán, en Carboneras.

Mario, su guardián guía a los marineros hacia su destino. Un noble oficio rodeado de agua, viento y sal. El blanco lo invade todo con su luz en este faro, esta estrella polar para barcos, en días de soledad que él aprovecha para escribir historias. Como ésta, la del último farero.

Una mañana cualquiera en Madrid, Mario encuentra un anuncio en el periódico. Algo llama su atención: una academia prepara oposiciones para futuros fareros. Meses más tarde, el mar de asfalto había sido sustituido por otro que les cambió la vida: el Mediterráneo. En medio de la nada, con 150 kilómetros de mar al horizonte, las miles de luces han sido sustituidas por una sola linterna: la de su faro.

Desde hace ya más de 28 años trabaja en el Parque Natural de Cabo de Gata Níjar donde se vive lentamente. Es más sencillo fijarse en las cosas que realmente importan, en lo esencialmente imprescindible. Cada día es una sinfonía de colores que le regala cada amanecer y cada atardecer mientras el viento incesante silba melodías a su oído.

“Cuando yo ya no esté la luz seguirá...
Guiando. Invadiéndolo todo”

El carisma de Mario se hace patente cuando menciona la soledad del farero. La soledad es un regalo cuando además de guardián de la luz eres escritor. Cuando has nacido para contar historias. Como las que cuenta el museo que ha ido creando, los 17 libros que han salido de su puño y letra sobre una profesión olvidada.

Y es que Mario es el último farero.
El último de una profesión condenada por la tecnología. Cuando él se jubile no quedará nadie en el faro. Todo estará automatizado. Pero sus más de 100 años quedarán reflejados para siempre a través de los relatos que escribe y los retales de una vida hechos museo. Él contará las historias de todos los fareros y fareras. Nosotros la suya. Cuando Mario ya no esté, la luz seguirá. Guiando. Invadiéndolo todo.

Capítulo II El Modelador de Almas

En Níjar suenan notas de guitarra flamenca y el aire huele a virutas de ciprés. Un pueblo besado por el Sol que atrapó a David, atraído por él como Ícaro. Un lutier nacido en Lyon que encontró en Andalucía sus raíces sin estar buscándolas.

Nudos y vetas se convierten en notas esculpidas por su cincel. Una manera de entender la vida fuera de un molde, basada en disfrute y arte. Un acto poético de rebeldía y una sonrisa en clave de Sol.

La luz se cuela por una ventana al fondo, donde el sol ilumina la estancia y dibuja los bailes de incontables virutas de serrín. Esbozos y planos de guitarras únicas pueblan las paredes, y una sinfonía de olores de distintas maderas impregnan el ambiente. Pocos lugares más mágicos existen que el taller de un lutier.

David sonríe mientras trabaja en su último encargo. Cada guitarra es tan única como él. Un lutier francés afincado en Níjar, Almería, que vino por vocación y se quedó por amor… al sol, a una manera de vivir, a la música y al magnetismo especial de esta tierra. Un magnetismo que él proyecta e invade la habitación.

Su amor a su arte es tan contagioso como el que le profesa a la vida. Disfrutando de cada detalle. Pensando en el viaje y no en el destino. Sus manos acarician la madera, pasean por sus herramientas y recorren la tapa de guitarra flamenca en la que está trabajando.

“Si tú haces una cosa con amor,
estás haciendo magia”

La fuerza y la golpea con suavidad. Busca su punto de flexión antes de que rompa, como si fuera una alegoría de la vida que nos arrastra en su vorágine. Encuentra el bemol que busca y sonríe, otra vez. Habla de cipreses octogenarios que en lugar de acompañar a los que se van, cobran nueva vida y llenan de acordes las de los que quedan.

Habla de la magia y la causalidad. De escuchar lo que uno quiere y ser valiente y perseguirlo. Y de amor. A la madera. A la música. Al arte. A la vida.

Capítulo III Amantes, Rock y Vino

En Fondón, entre Sierra Nevada y Gádor, un tono rojizo lo invade todo. El rojo de una tierra arcillosa en barrancos salpimentados por almendros en flor. El rojo de un vino tan irrepetible como la pareja que cultiva sus viñas: Rober y María del Mar.

El rojo de dos corazones que laten al unísono y llenan las botellas y almas de quienes los visitan. Esta es una historia de amor, rock y vino.

El Mediterráneo, el Mare Nostrum, nuestro En Fondón, en medio de una inmensidad de calma, hallamos el remanso de paz de Rober y María del Mar, su viñedo, su conexión con la tierra y la naturaleza. Un pequeño enclave que parece sacado de un cuento, rodeado por las inmensas montañas de Sierra Nevada, A una altura de casi 1.000 metros, en un antiguo valle glaciar, el sol y el viento forcejean sin trabas sobre hectáreas diáfanas de campos, roca y tierra rojiza y ejércitos de sarmiento.

Hace 10 años ambos cuando llegaron a este pequeño viñedo sintieron esa conexión: era su sitio, el lugar donde echar raíces. La pareja disfruta de unan una comunión perfecta con la tierra. Se nutren del sol para alimentar su casa y del agua de la acequia para regar sus vides y sus vidas. Miman la tierra y ella les devuelve el cariño en forma de días de amor y cosechas de un vino elaborado como se hacía hace siglos. Un vino con un sabor único fruto de esa tierra arcillosa y mágica elaborado únicamente con uvas. Uva pura: Pura vida.

“Hay que saber escuchar lo que
te dicen tu mente y la tierra que te rodea”

Pura Vida es el camino de estos dos rockeros, la forma de trasladar sus sentimientos, la manera que ha tenido su vida de transformarse para acabar dentro de una botella de vino. Cuando se miran te das cuenta de que hay seres destinados a encontrarse y quererse. Hay brillo en sus ojos, caricias fugitivas y besos mientras se dan a sus labores cotidianas.

Se encontraron en el momento y el lugar indicados y decidieron escuchar lo que les decía su mente, su corazón y la tierra que los rodeaba, y acabaron echando raíces, más profundas que las de sus propias viñas. Pasión. Fuerza. Raíces. Conexión. Amor.